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Kongens juletale

Skrevet af Torben Wilkenschildt, ons, 25/12/2019 - 00:00

Kendte & kongelige

VIDEO: Kong Felipe under sin "mensaje de Navidad" juleaften.

I Kong Felipe VI’s juletale, der blev transmitteret juleaften klokken 21:00, gav han udtryk for en stærk tillid til Spanien og samfundets styrke i en tid, hvor det ikke er let.

Tider hvor landet ikke kun står over for store udfordringer med den globale klimasituation og den digitale revolution, men hvor andre alvorlige problemer kommer til som tilliden til de statslige institutioner og situationen i Catalonien.

Felipe opfordrede til ikke at fristes for ekstremer, men at integrere forskelle, og anerkende territorial mangfoldighed inden for forfatningen og Spanien som én enhed.

I denne artikel får du videoopatgelsen af talen, den fulde tekst på spansk og en Google-oversættelse til dansk.

Video med talen

Varighed 12:42

Teksten på spansk

B​uenas noches,

Hace cinco años tuve el honor, por primera vez como Rey, de felicitaros la Navidad y de transmitiros un mensaje de afecto y buenos deseos para el nuevo año. Un mensaje también de compromiso con mi vocación de servir a España con lealtad, responsabilidad y total entrega.

Por tanto, os agradezco que me permitáis nuevamente compartir con vosotros unos minutos en esta noche tan especial. Y lo primero que quiero hacer, naturalmente, es desearos —junto a la Reina, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía— la mayor felicidad y paz en estos días en los que nos reunimos con nuestras familias y seres queridos.

Y en estas horas queremos tener un recuerdo muy especial con todo nuestro cariño para las familias y personas más afectadas y que más han sufrido –incluso trágicamente– las consecuencias de las inundaciones y las riadas que se han producido en España durante los últimos días, como lo fueron otras muchas a lo largo del año.

Se dice –y es verdad– que el mundo no vive tiempos fáciles. Quizás nunca lo sean del todo; pero los actuales son, sin duda, tiempos de mucha incertidumbre, de cambios profundos y acelerados en muchos ámbitos que provocan en la sociedad preocupación e inquietud, tanto dentro como fuera de nuestro país: La nueva era tecnológica y digital, el rumbo de la Unión Europea, los movimientos migratorios, la desigualdad laboral entre hombres y mujeres o la manera de afrontar el cambio climático y la sostenibilidad, entre otras…, son cuestiones, en fin, que están muy presentes y condicionan ya de manera inequívoca nuestras vidas.

Y junto a todo ello, la falta de empleo —sobre todo para nuestros jóvenes— y las dificultades económicas de muchas familias, especialmente aquellas que sufren una mayor vulnerabilidad, siguen siendo la principal preocupación en nuestro país. Es un hecho que en el mundo —y también aquí—, en paralelo al crecimiento y al desarrollo, la crisis económica ha agudizado los niveles de desigualdad.

Así mismo, las consecuencias para nuestra propia cohesión social de la revolución tecnológica a la que me he referido antes, el deterioro de la confianza de muchos ciudadanos en las instituciones, y desde luego Cataluña, son otras serias preocupaciones que tenemos en España.

Ahora, después de las elecciones celebradas el pasado 10 de noviembre, nos encontramos inmersos en el procedimiento constitucional previsto para que el Congreso de los Diputados otorgue o deniegue su confianza al candidato propuesto para la Presidencia del Gobierno. Así pues, corresponde al Congreso, de acuerdo con nuestra Constitución, tomar la decisión que considere más conveniente para el interés general de todos los españoles.

Os decía al principio que no vivimos tiempos fáciles; pero también creo que, por eso precisamente, debemos tener más que nunca una confianza firme en nosotros mismos y en España, que siempre ha sabido abrirse camino cuando hemos afrontado el futuro con responsabilidad, con generosidad y rigor; con determinación, pero también con reflexión y serenidad. Y tenemos razones sobradas para tener esa confianza.

El progreso de un país depende, en gran medida, del carácter de sus ciudadanos, de la fortaleza de su sociedad y del adecuado funcionamiento de su Estado.

El pasado 19 de junio tuve el gran honor de condecorar con la Orden del Mérito Civil a 41 ciudadanos procedentes de toda España. Mujeres y hombres, mayores y jóvenes, de orígenes y condiciones diversos, que son un verdadero ejemplo de dignidad y fiel reflejo de lo mejor de nuestra sociedad.

Pude apreciar personalmente su generosidad y espíritu solidario, su capacidad de sacrificio y superación, su disposición para ayudar a los demás y anteponer el bien común a los intereses particulares, su coraje en situaciones adversas; cualidades que son expresión de las virtudes cívicas que inspiran a la inmensa mayoría de nuestros ciudadanos.

Se trata, sin duda —y me interesa especialmente resaltarlo—, de actitudes que han ido forjando paso a paso la personalidad de los españoles y moldeando nuestra sociedad actual a lo largo de estas ya cuatro décadas de democracia.

Una sociedad que ha experimentado una transformación muy profunda, como jamás antes en nuestra historia; que vive conforme a valores y actitudes compartidos con las demás sociedades libres y democráticas; que es y se siente profundamente europea e iberoamericana; y que no está aislada, sino muy abierta al mundo y plenamente integrada en la sociedad global.

Una sociedad que ha hecho frente –y ha superado– situaciones muy difíciles con una serenidad y entereza admirables, demostrando una gran resistencia y madurez.

Una sociedad, en fin, emprendedora y generosa, que desarrolla una gran creatividad y un liderazgo indiscutible en muchos campos como la ingeniería, la medicina, la ciencia, la cultura, el deporte o la empresa.

Vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho que asegura nuestra convivencia en libertad y que ha convertido a España en un país moderno, con prestaciones sociales y servicios públicos esenciales como en educación y en sanidad; que está equipado con una gran red de infraestructuras de comunicaciones y transportes de vanguardia, y garantiza como pocos la seguridad de los ciudadanos.

Una Nación, además, con una posición privilegiada para las relaciones internacionales gracias a su clara vocación universal, a su historia y a su cultura. Quienes nos visitan, invierten aquí o deciden vivir entre nosotros, son testigos de todo ello, lo reconocen y lo destacan.

Es mucho, así pues, lo que hemos construido juntos, lo que juntos hemos avanzado. Y podemos sentirnos muy orgullosos de los valores que inspiran a nuestros ciudadanos, de la energía, la vitalidad y el dinamismo de nuestra sociedad y de la solidez de nuestro Estado. Y creo que es importante decirlo, no por una autoestima mal entendida sino porque es una realidad contrastada que debemos poner en valor.

Ante esa realidad no debemos caer en los extremos, ni en una autocomplacencia que silencie nuestras carencias o errores, ni en una autocrítica destructiva que niegue el gran patrimonio cívico, social y político que hemos acumulado.

Sin duda queda mucho por hacer, por mejorar y renovar. Para ello es preciso tener una conciencia clara y objetiva de nuestras fortalezas y de nuestras debilidades; y además, tener una visión lo más realista y completa de cómo y hacia dónde va el mundo.

Todo cuanto hemos logrado —como he comentado otras veces— no se ha generado de manera espontánea. Es el resultado, en última instancia, de que millones de españoles, gracias a nuestra Constitución, hemos compartido a lo largo de los años unos mismos valores sobre los que fundamentar nuestra convivencia, nuestros grandes proyectos comunes, nuestros sentimientos e ideas.

Y de entre esos valores, quiero destacar en primer lugar, el deseo de concordia que, gracias a la responsabilidad, a los afectos, la generosidad, al diálogo y al respeto entre personas de ideologías muy diferentes, derribó muros de intolerancia, de rencor y de incomprensión que habían marcado muchos episodios de nuestra historia.

En segundo lugar, la voluntad de entendimiento y de integrar nuestras diferencias dentro del respeto a nuestra Constitución, que reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza.

Y en tercer y último lugar, la defensa y el impulso de la solidaridad, la igualdad y la libertad como principios vertebradores de nuestra sociedad, haciendo de la tolerancia y el respeto manifestaciones del mejor espíritu cívico de nuestra vida en común.

Estos valores llevan muchos años presentes entre nosotros y constituyen una seña de identidad de la España de nuestros días; pero no podemos darlos por supuestos ni tampoco olvidar su fragilidad; y por ello debemos hacer todo lo posible para fortalecerlos y evitar que se deterioren.

El tiempo no se detiene y España no puede quedarse inmóvil, ni ir por detrás de los acontecimientos. Tiene que seguir recorriendo su camino, sin encerrarse en sí misma como en otras épocas del pasado y levantando la mirada para no perder el paso ante los grandes cambios sociales, científicos y educativos que señalan el futuro.

Los desafíos que tenemos por delante no son sencillos pero, como en tantas ocasiones de nuestra historia reciente, estoy convencido de que los superaremos. Confiemos en nosotros mismos, en nuestra sociedad; confiemos en España y mantengámonos unidos en los valores democráticos que compartimos para resolver nuestros problemas; sin divisiones ni enfrentamientos que solo erosionan nuestra convivencia y empobrecen nuestro futuro.

Tenemos un gran potencial como país. Pensemos en grande. Avancemos con ambición. Todos juntos. Sabemos hacerlo y conocemos el camino….

Con ese ánimo y con ese espíritu, la Reina, nuestras hijas y yo, os deseamos a todos –y de manera especial a cuantos estáis lejos, trabajando y velando por nuestro país, o prestáis aquí servicios esenciales en estas horas– muy felices Pascuas y todo lo mejor para el Año Nuevo 2020.

Eguberri on. Bon Nadal. Boas festas.

Google-oversættelsen til dansk

Godaften,

For fem år siden havde jeg æren, for første gang som konge, at lykønske dig med julen og formidle et budskab om kærlighed og gode ønsker til det nye år. En meddelelse om engagement i mit kald til at tjene Spanien med loyalitet, ansvar og total dedikation.

Derfor takker jeg for, at du igen har lov til at dele med dig et par minutter på denne specielle aften. Og den første ting, jeg selvfølgelig vil gøre, er at ønske dig - sammen med dronningen, prinsesse Leonor og Infanta Sofia - den største lykke og fred i disse dage, hvor vi mødes med vores familier og kære.

Og i disse timer vil vi have en meget speciel hukommelse med al vores kærlighed til de familier og mennesker, der er mest ramt, og som har lidt mest - endda tragisk - konsekvenserne af oversvømmelser og oversvømmelser, der er sket i Spanien i de sidste dage, som der var mange andre gennem året.

Det siges - og det er sandt - at verden ikke lever lette tider. De er måske aldrig helt; men de nuværende er uden tvivl tider med stor usikkerhed, af dybe og accelererede ændringer på mange områder, der skaber bekymring og bekymring i samfundet, både i og uden for vores land: Den nye teknologiske og digitale æra, Unionens retning Europæisk, migrationsbevægelser, arbejdskraftens ulighed mellem mænd og kvinder eller måden at imødegå klimaændringer og bæredygtighed, blandt andre ..., er kort sagt spørgsmål, der er meget til stede og allerede utvetydigt konditionerer vores liv.

Og sammen med alt dette er manglen på beskæftigelse - især for vores unge - og de økonomiske vanskeligheder for mange familier, især dem, der lider af større sårbarhed, fortsat den største bekymring i vores land. Det er en kendsgerning, at den økonomiske krise i verden - og også her - parallelt med vækst og udvikling har skærpet niveauet for ulighed.

På samme måde er konsekvenserne for vores egen sociale samhørighed af den teknologiske revolution, som jeg har nævnt før, forværringen af ​​mange borgers tillid til institutionerne og naturligvis Catalonien andre alvorlige bekymringer, som vi har i Spanien.

Efter valget, der blev afholdt den 10. november, er vi nedsænket i den forfatningsmæssige procedure, der er planlagt for Deputerede Kongres til at give eller nægte deres tillid til den foreslåede kandidat til formandskab for regeringen. Det er således op til Kongressen i overensstemmelse med vores forfatning at træffe den beslutning, som den finder mest praktisk for alle spanieres almene interesse.

Jeg fortalte dig i starten, at vi ikke lever lette tider; men jeg tror også, at vi netop på grund af dette har mere end nogensinde en fast tillid til os selv og i Spanien, som altid har vidst, hvordan vi skal bryde igennem, når vi står over for fremtiden med ansvar, med generøsitet og strenghed; med beslutsomhed, men også med refleksion og sindsro. Og vi har masser af grunde til at have den tillid.

Et lands fremskridt afhænger i vid udstrækning af borgernes karakter, af samfundets styrke og af dens korrekte funktion.

Den 19. juni havde jeg den store ære at tildele 41 borgere fra hele Spanien med Civil Merit Order. Kvinder og mænd, gamle og unge, af forskellig oprindelse og forhold, som er et ægte eksempel på værdighed og trofast refleksion af det bedste i vores samfund.

Jeg kunne personligt sætte pris på hans generøsitet og solidaritetsånd, hans evne til at ofre og overvinde, hans vilje til at hjælpe andre og sætte det fælles gode foran særlige interesser, hans mod i ugunstige situationer; egenskaber, der er et udtryk for borgerlige dyder, der inspirerer langt de fleste af vores borgere.

Det er uden tvivl - og jeg er især interesseret i at fremhæve det - af holdninger, der har skabt spaniernes personlighed trin for trin og formet vores nuværende samfund gennem disse fire årtier af demokrati.

Et samfund der har gennemgået en meget dyb transformation, som aldrig før i vores historie; der lever efter de værdier og holdninger, der deles med de andre frie og demokratiske samfund; som er og føles dybt europæisk og latinamerikansk; og at den ikke er isoleret, men meget åben for verden og fuldt integreret i det globale samfund.

Et samfund, der står overfor - og har overvundet - meget vanskelige situationer med beundringsværdig sindsro og integritet, der viser stor modstand og modenhed.

Et samfund, kort sagt, initiativrige og generøs, der udvikler stor kreativitet og ubestridt lederskab inden for mange områder såsom ingeniørarbejde, medicin, videnskab, kultur, sport eller erhvervsliv.

Vi lever i en social og demokratisk retstat, der sikrer vores sameksistens i frihed, og som har gjort Spanien til et moderne land med væsentlige sociale fordele og offentlige tjenester såsom uddannelse og sundhed; som er udstyret med et stort netværk af avanceret kommunikations- og transportinfrastruktur og garanterer borgernes sikkerhed som få.

Derudover en nation med en privilegeret position for internationale forbindelser takket være dens klare universelle kald, dens historie og sin kultur. De, der besøger os, investerer her eller beslutter at bo blandt os, er vidner til alt dette, genkender det og fremhæver det.

Så meget, hvad vi har bygget sammen, hvad vi har fremskredt sammen. Og vi kan være meget stolte af de værdier, der inspirerer vores borgere, vores samfunds energi, vitalitet og dynamik og vores stats styrke. Og jeg synes, det er vigtigt at sige det, ikke på grund af misforståelse af selvværd, men fordi det er en bevist virkelighed, som vi må sætte pris på.

Overfor denne virkelighed må vi ikke falde i ekstremer, heller ikke i en selvtilfredshed, der dæmper vores mangler eller fejl, heller ikke i en destruktiv selvkritik, der benægter den store borgerlige, sociale og politiske arv, som vi har akkumuleret.

Der er utvivlsomt meget tilbage at gøre for at forbedre og forny. Til dette er det nødvendigt at have en klar og objektiv bevidsthed om vores styrker og svagheder; og har også en mest realistisk og komplet vision om, hvordan og hvor verden går.

Alt, hvad vi har opnået - som jeg har sagt før - er ikke blevet genereret spontant. Det er i sidste ende resultatet, at millioner af spaniere takket være vores forfatning i årenes løb har delt de samme værdier, som vi kan basere vores sameksistens, vores store fælles projekter, vores følelser og ideer.

Og blandt disse værdier vil jeg først og fremmest fremhæve ønsket om harmoni, at takket være ansvar, kærlighed, generøsitet, dialog og respekt mellem mennesker med meget forskellige ideologier, nedbragte mure af intolerance, harme og af misforståelser, der havde markeret mange episoder af vores historie.

For det andet viljen til at forstå og integrere vores forskelle i respekt for vores forfatning, der anerkender den territoriale mangfoldighed, der definerer os og bevarer den enhed, der giver os styrke.

Og for det tredje er forsvaret og impulsen af ​​solidaritet, ligestilling og frihed som virveldyrprincipperne i vores samfund, der giver tolerance og respekterer manifestationer af den bedste borgerånd i vores fælles liv.

Disse værdier har været til stede blandt os i mange år og udgør et kendetegn for Spanien i dag; men vi kan ikke tage dem for givet eller glemme deres skrøbelighed; og derfor skal vi gøre alt for at styrke dem og forhindre dem i at forringes.

Tiden stopper ikke, og Spanien kan ikke stå stille eller gå bag begivenhederne. Det skal fortsætte med at rejse sin vej, uden at omslutte sig som i andre tider i fortiden og se op for at holde styr på de store sociale, videnskabelige og uddannelsesmæssige ændringer, der peger på fremtiden.

De udfordringer, der ligger foran os, er ikke enkle, men som ved så mange lejligheder i vores nylige historie er jeg overbevist om, at vi vil overvinde dem. Lad os stole på os selv, i vores samfund; lad os stole på Spanien og forblive forenede i de demokratiske værdier, vi deler for at løse vores problemer; uden splittelser eller sammenstød, der kun eroderer vores sameksistens og udarmes vores fremtid.

Vi har et stort potentiale som land. Lad os tænke stort. Lad os komme videre med ambitioner. Alle sammen. Vi ved, hvordan vi gør det, og vi ved vejen….

Med den ånd og med den ånd ønsker dronningen, vores døtre og jeg jer alle - og især dem, der er langt væk, arbejder og holder øje med vores land eller leverer vigtige tjenester her på dette tidspunkt - meget glad påske og Alt det bedste til det nye år 2020.

Eguberri på. Bon Nadal Boas festas.

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